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Decisión...

A menudo, nos lleva una buena parte del día pensar o programar o proyectar nuestro futuro. Sin darnos cuenta que este minuto en el que estamos viviendo, hace unas horas atrás, formaba parte de ese futuro. Muchas veces, nos cuesta despegarnos del lugar en el que nos encontramos cómodos pero, nos mostramos quejosos al mismo tiempo. Y pocas veces, reconocemos que en gran medida, mucho de lo que esperamos depende de nuestras decisiones. Se trata de elegir hacia dónde vamos y establecer prioridades, o viceversa. Si el logro de eso que tanto anhelamos nos va a hacer felices o nos hará sentirnos bien, vale la pena el esfuerzo, sino sería más de lo mismo. Desplegar las alas en plenitud o vivir en el lamento de lo que hubiera podido ser. Cuando los viejos nos decían, en su sabiduría popular: “Mientras hay vida, hay esperanza” Se trataba de eso, de mantener viva nuestra llama interior y hacerla valer siempre. Confianza en quien nos dio la vida y sabe qué es bueno para nosotros y esperanza en el mañana, que vendrá con bendiciones. Pero, para eso debo comenzar a trabajar hoy. Hacer mi parte. Empezando por mí, sacando, quitando, lo que no me deja crecer y expresar los dones que me fueron otorgados. Siguiendo por poner en ejercicio, lo que digo o lo que sé que es lo indicado. Porque ello me hará cambiar de actitud y en definitiva, acercarme a aquello que proyectaba para el futuro. Tanto, que tal vez hoy mismo sea parte del presente.                                              Con afecto, María Isabel https://www.facebook.com/Mariaisabel.escribe

A menudo, nos lleva una buena parte del día pensar o programar o proyectar nuestro futuro. Sin darnos cuenta que este minuto en el que estamos viviendo, hace unas horas atrás, formaba parte de ese futuro. Muchas veces, nos cuesta despegarnos del lugar en el que nos encontramos cómodos pero, nos mostramos quejosos al mismo tiempo. Y pocas veces, reconocemos que en gran medida, mucho de lo que esperamos depende de nuestras decisiones. Se trata de elegir hacia dónde vamos y establecer prioridades, o viceversa. Si el logro de eso que tanto anhelamos nos va a hacer felices o nos hará sentirnos bien, vale la pena el esfuerzo, sino sería más de lo mismo. Desplegar las alas en plenitud o vivir en el lamento de lo que hubiera podido ser. Cuando los viejos nos decían, en su sabiduría popular: “Mientras hay vida, hay esperanza” Se trataba de eso, de mantener viva nuestra llama interior y hacerla valer siempre. Confianza en quien nos dio la vida y sabe qué es bueno para nosotros y esperanza en el mañana, que vendrá con bendiciones. Pero, para eso debo comenzar a trabajar hoy. Hacer mi parte. Empezando por mí, sacando, quitando, lo que no me deja crecer y expresar los dones que me fueron otorgados. Siguiendo por poner en ejercicio, lo que digo o lo que sé que es lo indicado. Porque ello me hará cambiar de actitud y en definitiva, acercarme a aquello que proyectaba para el futuro. Tanto, que tal vez hoy mismo sea parte del presente.
Con afecto, María Isabel

 

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